US Open 2020: Curtido ante el 'Big Three', doctorado en Nueva York

Alexander Zverev: Por fin se vio todo el talento desatado de Zverev en un Grand Slam. La postulación que todo el entorno del tenis le demandaba desde hace años se ha hecho de rogar, pero a sus 23 años ya parece en disposición de ser un serio candidato a acompañar a Thiem y a Daniil Medvedev en su pugna por heredar los tronos que empezarán a dejar libres Djokovic, Federer y Nadal. Con David Ferrer a su lado, el futuro parece prometedor para el alemán a pesar de la crueldad de la derrota.

Dominic Thiem: Fueron tan buenas sus sensaciones en el camino a la final y tan autoritario su dominio de los rivales que todo parecía dispuesto para que el US Open terminara en las vitrinas de Thiem con facilidad. Entró en la Arthur Ashe con el pie torcido y tuvo que remar más de lo que habría deseado, pero Thiem finalmente hizo valer su experiencia en estos escenarios para sumar su primer título del Grand Slam. En dos semanas comienza Roland-Garros y volverá a ser un firme candidato al título.

Todos los pronósticos saltaron por los aires en la Arthur Ashe al poco de comenzar la final entre Alexander Zverev y Dominic Thiem. Del alemán se dudaba a pesar de haber dado un evidente paso adelante en cuanto a concentración y saber estar, mientras que del austriaco se resaltaba su madurez y la opinión generalizada era la de que era el mejor situado para suceder al Big Three. Todo eso quedó en un segundo plano cuando, tras media hora de frenesí tenístico, Zverev desarboló a un Thiem incrédulo que no hacía pie en la final. Sus cañonazos y su servicio, más afilados que nunca, fueron sus mejores armas para volar en la Arthur Ashe y apuntarse un primer set exprés.

Thiem estaba contra las cuerdas y Zverev no quiso desconectarse, consciente de que si lo hacía su rival no perdonaría. Dos roturas consecutivas hirieron aún más al número tres del mundo, que llegó a hacer un amago de reacción que despistó brevemente a Zverev. Por fortuna para el teutón, la ventaja acumulada le permitió cerrar también la segunda manga con acierto, 6-4 y el título a sólo seis juegos de distancia. Nico Massú no gesticulaba en exceso desde el box de Thiem, optando por no intervenir en su ánimo y esperando que la reconexión llegara tarde o temprano. Zverev parecía acariciar el título cuando rompió el saque de su rival en el inicio del set, pero Thiem despertó a tiempo. Con un contrabreak empezó a remar hasta llevarse el set por 4-6. Antes de cerrarlo, envió tres raquetas a encordar, un mensaje psicológico potente: aún tenía cosas que decir en la pista, y vaya si las dijo.

La cuarta manga avanzaba con ambos tenistas aferrados a sus respectivos servicios, sin roturas ni imprevistos. El cansancio hacía lógicamente acto de presencia y eso desataba algunos errores no forzados, y fue Thiem el que dio el paso adelante haciéndole break a Zverev para ponerse con 3-5 y confirmar acto seguido el empate a dos sets. La final empezaba de nuevo, tres horas después y a un solo set

Zverev tanteó a Thiem con un break madrugador contestado de inmediato. El tie-break se hacía cada vez más visible en el horizonte, pero aún quedaban dos roturas por cabeza para mantener igualada la final y llevarla a un histórico tie-break. Por primera vez en la era Open, el Grand Slam neoyorquino se iba a decidir en la muerte súbita, momento en el que el físico de Dominic Thiem dijo basta. Visiblemente mermado, todo estaba a favor de obra para que Zverev marcara la diferencia de forma definitiva e irreversible. Fue en ese momento cuando el fantasma de las dobles faltas volvió a aparecérsele al alemán. En la montaña rusa que fue la final de 2020, Thiem desperdició dos bolas de campeonato, per a la tercera fue la vencida. Tras cuatro horas de batalla majestuosa, el Big Three ya tiene digno sucesor.