No hubo final feliz para Rafa Nadal

Fue el argentino un rival más duro de lo previsto. Dotado de un revés temible. Un jugador fino y con desparpajo que supo aprovechar la oportunidad que le ofrecía el destino. Millones de ojos estaban pendientes de Nadal. Y por ende, de él mismo. Ocasión propicia para lucirse y darse el gusto de ganar al siete veces campeón de Roland Garros en una final y en tierra batida.

Se quedó a medio camino Nadal, que tras ganar la primera manga en el tie break, se encontró a un rival con más empaque y más seguro de sí mismo. Fue de menos a más Zeballos. Creciendo en seguridad y confianza. La que le dio definitivamente apuntarse la segunda manga en la muerte súbita, donde el balear pudo haber matado el partido. No lo hizo. Y lo pagó muy caro.

El set definitivo arrancó con una rotura de servicio para cada uno y se definió finalmente en el décimo juego con una segunda rotura para el sudamericano, que de esta forma logró el primer título de su carrera.

Finalizado el encuentro el mallorquín felicitó al ganador, de quien dijo que "se merece lo mejor para esta temporada", y aseguró que estar de regreso en la competición tras siete meses de ausencia es ya un triunfo para él. "Ésta ha sido una de las semanas más bonitas de los últimos tiempos. Llevo tiempo sin experimentar situaciones así, no voy a olvidar esta semana. No pude ganar pero para mi el hecho de estar aquí ya es un triunfo", sentenció.