Blog Murciego: Garbiñe retoma el camino

Después de un verano donde había perdido algo de protagonismo dentro del circuito, la española se subió al escenario del WTA 500 de Chicago para confirmar que llega a tope para este final de temporada. Con pie y medio en las WTA Finals, creer en el proceso ha sido una de las claves de esta nueva Muguruza.

Garbiñe Muguruza (WTA 250 Chicago 2021). Fotografía: WTA

Fuente de la imagen: From Official Website

Tan bueno había sido el arranque de temporada que nos mal acostumbramos a ver a Garbiñe Muguruza llegando siempre a las rondas finales de los torneos. De repente, verla caer en octavos de final o en alguna segunda ronda nos hizo pensar que la magia se había terminado, que hasta 2022 ya no habría días festivos, pero el calendario es muy largo y siempre te da una nueva oportunidad. Ha sido en el WTA 500 de Chicago –en una parte del año en la que las energías escaseas– donde la española levantó la mano de nuevo en busca de un papel protagonista. Le costó encontrar rivales, algo que comentaremos en el próximo párrafo, pero las que se atrevieron a cortarle el paso no supieron cómo frenar el impulso de una mujer que todavía tiene muchas cosas que decir en este mes de otoño.
Rocambolesco, así podríamos definir el paso de Garbiñe Muguruza por Chicago Fall Tennis Classic, uno de esos nuevos torneos sacados de la manga para sustituir a la denostada gira asiática. Exenta de la primera ronda por ser segunda cabeza de serie, la caraqueña debutó en el cuadro ante Ann Li, número 71 mundial. No saltó a pista en octavos de final debido a la baja por lesión de Victoria Azarenka, así que accedió directamente a cuartos, donde le esperaba Mai Hontama, tenista japonesa procedente de la fase previa y ubicada fuera del top200 del ranking WTA. Al día siguiente, nuevo cambio de planes: Vondrousova se borra de las semifinales tras sufrir un virus estomacal. Total, que se planta en la final jugando apenas dos partidos y antes dos rivales de tercera categoría. Teniendo en cuenta que sería Ons Jabeur –la tenista con más victorias del año– su oponente por el título, quizá tanto descanso no era tan buena noticia.
Tocó sufrir al principio, apretar los dientes después, agarrarse a la pista con todo y esperar esa oportunidad que siempre llega para los que nunca pierden la fe. De verse superada por la magia de la tunecina en el primer set, a cerrar una remontada en tres mangas con un 6-0 incluido como guinda del pastel. Es la nueva Garbiñe, la que encuentra en la adversidad un desafío para sacar lo mejor de sí misma. Ante Jabeur, un perfil de jugadora que nunca le ha sentado bien a su juego, la pupila de Conchita Martínez demostró tener nervios de acero y no precipitarse aunque la situación fuera en su contra. Ni siquiera cuando la lluvia hizo acto de presencia al final del segundo parcial, amenazando un parón largo y su consecuente pérdida de impulso. Pero nada de nada, esta vez no hubo manera de sacarla del partido.
Era la semana que necesitaba la gente para quedarse tranquilos, para volver a conectar con ese inicio de año donde Garbiñe sumó más triunfos que nadie hasta el mes de abril, momento donde una lesión en el WTA de Charleston paró en seco su buena dinámica. Una gira de tierra batida desafortunada y una gira de hierba sin tiempo para la reacción relegaron a Muguruza a una segunda fila de butacas, viendo cómo otras jugadoras ocupaban la parte central del escenario. Solamente en los Juegos Olímpicos pudimos ver un destello de ese talento competitivo tan reforzado desde la llegada de Conchita, aunque su camino no superara los cuartos de final. Pero era el camino a seguir, la única forma de volver a ser la Garbiñe del primer trimestre del curso, una jugadora que apuesta y lo deja todo en cada torneo que pisa. Esto, aunque suene extraño, no siempre fue así. Sí, los Grand Slam siguen siendo lo más importante, eso no ha cambiado, pero la caraqueña ha aprendido que para rendir bien en los grandes torneos, antes hay que generar confianza en los pequeños.
“Un título es algo difícil de conseguir”, afirmó tras abrazar el noveno título de su carrera, segundo de esta temporada tras el de Dubái en el mes de marzo. “Ha sido una semana rara, pero estoy contenta de haber ganado el trofeo. Me veo jugando bien, ya mi nivel en los Juegos Olímpicos lo noté alto aunque no ganase la medalla. En el US Open mi nivel estaba ahí y después he entrenado bastante para preparar estos últimos torneos. Aquí he podido ejecutar mi tenis porque, una cosa es entrenar, y otra que te salga en los partidos. Esto me da una alegría muy grande para afrontar el final de temporada”, celebró desde Chicago, a tan solo cuatro días de soplar las velas y cumplir 28 años.
Sus registros y su edad apunan hacia una Garbiñe cercana a una madurez casi total, tanto dentro como fuera de la pista. Su ascenso en el ranking está siendo confeccionado escalón a escalón, amparado en la constancia y la regularidad que tantas veces se le exigió a la número 1 del mundo. De momento, con 37 victorias esta temporada (no sumaba tantas desde 2017), Muguruza se instala en la sexta posición del ranking mundial y también de la Race, dando un paso definitivo para estar en las WTA Finals de Guadalajara del próximo mes de noviembre. Ella sabe perfectamente lo que cuesta llegar arriba, solo que esta vez quiere recorrer ese camino por una senda diferente. Una que empezó ya en 2020 y que, casi dos años después, le acerca cada día más al objetivo.
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