A Moscú

Alemania comenzó haciendo regalos en el primer set, con lo que España, en un visto y no visto, se puso 1-5 en el marcador y el técnico alemán estuvo obligado a pedir tiempo muerto. La ventaja sirvió para que los españoles adquirieran confianza y atemperaran su juego. Alemania se olvidó de los regalos y comenzó a levantar auténticas tapias a modo de bloqueos. De un 8-14 se pasó a un 12-14.

Un tiempo muerto de Anastasi sirvió para recordar lo trabajado y hablado y España volvió a su táctica, a defender, con el mono de trabajo, y a esperar la mejor oportunidad. El punto cayó definitivamente para España por 25-19, una ventaja casi excesiva para los merecimientos de uno y otro equipo.

Otro cantar fue el segundo set. Alemania comenzó a hacer daño de verdad con el saque y con el bloqueo. Del siete iguales se pasó a un más que claro 17-8, con parcial de 10-1 para Alemania y con los jugadores españoles empeñados en atravesar el bosque de brazos que plantaban los alemanes en cada jugada en las inmediaciones de la red.

España tiró literalmente el set, a la espera de mejores momentos y de encontrar la manera de superar esos muros y mejorar la recepción de sus saques. Al final, un 25-15 sin mucho más que comentar.

El tercer set comenzó siendo una confirmación del anterior, en el que el enfado de los jugadores españoles era proporcional a los errores que cometían y a los bloqueos que sufrían. Con 8-3 en el marcador, Ibán Pérez sustituyó a Guillermo Falasca. Sólo en el tramo final del set, comenzó un atisbo de búsqueda de otros caminos para depositar el balón en el suelo del campo alemán.

De hecho, España empató a 24 gracias a unos espléndidos servicios de Israel Rodríguez y de seguido se apuntó el 2-1 (24-26), gracias al trabajo de todos y a los cañonazos de Israel. Alemanía recibió una dosis de su propia medicina.

España gestionó mejor los puntos fuertes de los alemanes, buscando ángulos y alternativas, parapetándose en la defensa y el contragolpe a la menor oportunidad. Los empates a 15, 17, 18 fueron toda una declaración de principios que, con algún error de bulto, tuvieron continuación en el empate a 23 y a 24.

En ese momento trascendental surgió la figura de Ibán Pérez que efectuó un servicio que pareció un auténtico misil. España se puso por delante a un balón del set y del partido. Ibán sacó, bien de nuevo, y España defendió a muerte para propiciar que Ibán pudiera rematar. El bloqueo alemán nada pudo esta vez. El balón fue fuera y España se metió en la lucha por las medallas.

1 - Alemania: Andrae (7), Hubner (13), Schops (25), Dehne, Kromm, Gunthor (10), Steuenwald (líbero) -equipo inicial-, Popp (9), Pampel, Tischer (2) y Grozer.

3 - España: García-Torres (11) , Guillermo Falasca (9) , De la Fuente (13), Moltó (7), Miguel Ángel Falasca (2), Israel Rodríguez (18) , Lobato (líbero) -equipo inicial-, Hernán, Pérez (12) y Sevillano.

Parciales: 19-25 (22 min.), 25-15 (23 m.), 24-26 (27 m.) y 24-26 (28 m.)

Árbitros: Umit Sokullu (TUR) y Zdravko Hranic (CRO).

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada de la segunda fase, Grupo E, del campeonato de Europa de voleibol, del 6 al 16 de septiembre, disputado en el pabellón Yubileynyi de San Petersburgo ante unos seiscientos aficionados.