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US Open 2016, final, Novak Djokovic-Stan Wawrinka: El rey desnudo

Agustín Galán

Actualizado 11/09/2016 a las 20:00 GMT

Novak Djokovic llega a la final del US Open 2016 con muy poca carga de competición en las piernas y con serias dudas sobre el estado físico de su brazo derecho. El tenista serbio asegura constantemente que se encuentra en un buen momento, pero las señales que emite cuando está compitiendo sobre la pista no son las mejores.

Novak Djokovic (US Open 2016)

Fuente de la imagen: AFP

Gaël Monfils fue, posiblemente, el tenista más criticado en la historia reciente del tenis después de su actuación en la semifinal del US Open 2016 frente a Novak Djokovic, con duras palabras incluso de una leyenda como John McEnroe. El estilo apático del francés, intencionado según él mismo dijo para bajar el ritmo del partido y poder competir así contra Djokovic, funcionó en parte. No le sirvió para dar la campanada y derrotar al número uno del mundo, pero sí alargó suficientemente la eliminatoria para que se viera que el estado físico del serbio no es tan óptimo como él se encarga de asegurar en cada rueda de prensa ofrecida en Nueva York.
Djokovic intenta convencer y convencerse a sí mismo de que la falta de horas sobre la pista le han venido bien para llegar más descansado a la final, pero pocos son ya los que dan credibilidad a sus palabras, más aún viendo cómo tuvo que entrar el fisioterapeuta del torneo para volver a tratar su maltrecho brazo derecho -también requirió atención en el izquierdo-. El calor pegajoso que se vivió en el barrio de Queens durante la jornada del viernes fue un factor recurrente para que Nole se excusara: “Físicamente los dos notamos la humedad y las duras condiciones. Fue una parte del partido muy complicada”, comentó en referencia al tercer y cuarto set. No obstante, esas molestias físicas le han obligado a ser cuidado por los servicios médicos desde su partido de primera ronda ante Jerzy Janowicz. El número uno del mundo ha intentado siempre mostrar una sonrisa mientras era masajeado en la Arthur Ashe, pero tras la misma sonrisa no era difícil adivinar cierta preocupación tras una larga temporada.
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US Open 2016, Djokovic-Monfils: Resumen del partido

Como en el cuento popular danés El rey desnudo, Djokovic sigue asegurando que está todo bien, que no hay por qué dudar de que puede seguir aumentando su lista de títulos del Grand Slam -suma 12- ante Stan Wawrinka, e incluso en las ruedas de prensa no se le cuestiona en exceso por un estado físico que en cada partido termina dándole algún aviso. Dentro de ese discurso de autoafirmación, a Djokovic sí se le adivinó una sincera alegría por haber llegado, incluso con varias retiradas de sus rivales por el camino, hasta la final del último Grand Slam del año: “He sido agraciado con más días libres sin partido, así que puedo centrarme en recuperarme y pulir los aspectos de mi juego. Estoy muy contento de haber alcanzado este resultado”, consciente de que haber afrontado seis partidos competitivos de principio a fin sí podría haber supuesto un peaje excesivo para él.
Stan Wawrinka llega pletórico por el otro lado del cuadro, después de demostrar una gran madurez al gestionar tácticamente sus últimos partidos ante Juan Martín del Potro y Kei Nishikori: "Jugar contra Novak, el jugador número uno, siempre es un desafío. Ambos tenemos grandes recuerdos de nuestros partidos, especialmente en Grand Slams, va a ser un partido alborotado", comentó. Sobre sus molestias físicas, Wawrinka se limitó a decir: "Puedes entrenar tanto como quieras, los partidos no son lo mismo", en relación a la falta de competición real que ha vivido su rival en la final.
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US Open 2016: Monfils gana el set ante un Djokovic descamisado

El esperpéntico partido de semifinales entre Novak Djokovic y Gaël Monfils ya queda atrás, y por delante al serbio sólo lo separa de un nuevo major Stan Wawrinka, que avanzó con constancia por la otra parte del cuadro. Djokovic no quiere mirar atrás y busca que sólo la final esté en su mente, esperando que su brazo derecho resista el duro partido que se espera en la Arthur Ashe: “Quiero estar en disposición de luchar por el trofeo y todo lo que ha pasado en el torneo queda atrás ya. No tengo ninguna preocupación, estoy muy expectante hasta la final”. Si el brazo vuelve a darle problemas, Wawrinka podría tener la oportunidad de sumar su tercer Grand Slam, y la afición de Nueva York diría entonces, en una ligera variación del cuento de Hans Christian Andersen: “¡Pero si está lesionado!”.
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