Deportes populares
Todos los deportes
Mostrar todo

¿Qué pasó con... Tyrone Bogues?

Eurosport
PorEurosport

Actualizado 31/10/2013 a las 23:23 GMT

Tyrone Bogues se hizo mundialmente famoso por ser el jugador más pequeño en la historia de la NBA, donde logró triunfar a pesar de su escasísima talla. Algo más de una década después de su retirada como jugador profesional te relatamos quién fue y qué ha sido de uno de los deportistas más singulares y admirados por el gran público.

Tracy McGrady and Muggsy Bogues

Fuente de la imagen: Eurosport

El bebé Bogues vino al mundo un 9 de enero de 1965 en Baltimore, donde el baloncesto urbano terminó ganándole para la causa en innumerables horas fuera de casa. Siendo ya un adolescente, cuando la genética hacía impensable que su futuro estuviera entre canastas, el pequeño Bogues era el base titular del instituto Dunbar junto a tres futuros jugadores NBA como David Wingate, Reggie Williams y el malogrado Reggie Lewis, fallecido en 1993 cuando era jugador de los Celtics. Sus dos últimos años en Dunbar registraron una marca de equipo de 60 victorias y ninguna derrota, lo que les concedió la primera posición nacional en el prestigioso ránking del USA Today.
Pero lo mejor aún estaba por llegar. En 1983 fue reclutado por Wake Forest, la universidad que una década más tarde haría lo propio con Tim Duncan, y durante cuatro años el joven Bogues no hizo sino mejorar sus prestaciones como jugador hasta explotar en su año sénior.
Muchos de los ojeadores que le seguían creyeron que podría alcanzar el 1.70 con un estirón algo tardío. Se equivocaban. Descalzo, Bogues no rebasaría jamás el 1.59 de estatura, lo que inhibió a numerosos especialistas de apostar por él pensando que su futuro en el baloncesto acabaría tras su graduación en la universidad.
Volvían a equivocarse. Y prueba de ello fue su imparable progresión hasta conquistar en su último curso dígitos (14.8 puntos / 9.5 asistencias) de una solvencia incuestionable, a lo que añadía un fabuloso rendimiento defensivo. Eso le valió para ganarse la confianza del seleccionador nacional Lute Olson y abrirse un hueco de lujo en el equipo que acudió al Mundial de España de 1986. Aquella fue su presentación internacional al mundo de la canasta, que asistía desconcertado y perplejo a la presencia de un jugador de talla muy inferior a la media en un orbe de gigantes. Y más aún, en el siempre selectísimo combinado estadounidense como base titular.
Son legendarias algunas escenas de aquel Mundobasket. Muy en particular su emparejamiento con la estrella yugoslava Drazen Petrovic, que a pesar de sacarle 36 centímetros de ventaja sufría con Bogues el enorme incordio de un diminuto y celérico jugador insaciable en la asfixia del balón. Habituados a pares de talla similar todos los rivales padecieron la misma confusión frente a él.
Los americanos cumplieron con creces y acabaron llevándose el oro ante los soviéticos del imponente y todavía sano Arvydas Sabonis.
Tras su último año en Wake Forest un valiente director deportivo, Bob Ferry, decidía elegir a Bogues en la duodécima posición del draft incorporándolo así a los Washington Bullets, y de paso, a la poderosa NBA, donde Tyrone se convertía contra todo pronóstico en el jugador más bajo en toda su historia. Su eterno sobrenombre no engañaba a nadie: era el ratoncito Muggsy de la competición.
Manute Bol y Tyrone Bogues
Desde el primer momento se haría con el corazón de los aficionados de toda la liga. Y por supuesto de un equipo que para colmo contaba en sus filas con el jugador más alto que hubiese conocido la liga, Manute Bol, de 2.31 de talla. En torno a 72 centímetros de diferencia que convertían a los Bullets en una especie de circo ambulante que la mercadotecnia NBA supo aprovechar en su favor.
Pero fue en Charlotte Hornets donde Muggsy Bogues daría los mejores años de su carrera deportiva como el base titular de un prometedor equipo que, formando pareja interior con Alonzo Mourning y Larry Johnson, alcanzó las semifinales de la Conferencia Este en 1993.
Durante su década en los Hornets Bogues demostró una sobrada capacidad para dirigir el juego de un equipo con aspiraciones de playoffs, añadiendo una velocidad endiablada a sus acciones defensivas (siempre terminaba en los puestos marriba en las listas de ladrones de balón) y un eléctrico entusiasmo que conectaba enseguida con el público de cualquier pabellón, que veía en él, por tamaño y fe, los sueños cumplidos de innumerables niños a lo largo y ancho del país.
Eran años en que la NBA parecía poder cumplir en realidad todos esos sueños. Un capítulo inolvidable tuvo lugar cuando Bogues aún estaba en los Bullets. El otro enano de la liga, Spud Webb, de 1.69, conquistaba el concurso de mates en 1986 en uno de los episodios más recordados de la gloriosa década de los ochenta. Así durante buena parte de su carrera acompañó a Bogues la pregunta de si era capaz de realizar mates. Mientras la respuesta permaneció oportunamente en el misterio lo cierto era que Bogues era un atleta extraordinario dotado de un poderosísimo tronco inferior, motivo por el que jugaba en la NBA y por el que su capacidad de salto superaba los 90 centímetros en vertical. Eso le permitía poder tocar el aro en carrera. Pero el minúsculo tamaño de sus manos impedía el agarre necesario del balón para ejecutar mates.
En este sentido de las proezas atléticas vale recordar que el éxito de Spudd Webb en Atlanta Hawks fue clave en la oportunidad que gozaría Bogues de manos de Washington Bullets.
Pasados diez años en la liga el esplendor tocaba a su fin. Así en 1997 fue traspasado a los Warriors y dos años después a los Raptors de Toronto, donde dio por finalizada su carrera como jugador al término de la temporada 2001. Atrás dejaba nada menos que 14 años como profesional en la mejor liga de baloncesto del mundo.
Pronto Muggsy se vio con demasiado tiempo y con demasiado amor aún por el deporte que le había dado tanto. Así que el verano de 2005 acometió su primera experiencia como entrenador. Y lo hizo en la NBA femenina (WNBA), también en el equipo de Charlotte, cuyas jugadoras, todas más altas que él, camuflaban su presencia en los corrillos de los tiempos muertos.
Aquella única temporada como entrenador –el equipo desapareció en 2007– le acabó por despertar el gusanillo de los banquillos y en 2011 fue el hombre elegido para dirigir los destinos del instituto Faith Christian Academy, también en Charlotte.
picture

muggsy bogues

Fuente de la imagen: Eurosport

Desde entonces Bogues parece haber encontrado su lugar en el mundo. Ejerce como entrenador y tutor de los alumnos, tratando de transmitir los mismos valores que le condujeron a la cima cuando todo conspiraba contra ese objetivo.
“Siempre creí en mí mismo y esa es la actitud que siempre me acompañó en la pista”, subrayaba Bogues, cuya biografía bajo el título In the Land of Giants (En tierra de gigantes) relata las enormes dificultades que tuvo que superar criándose en la dura Baltimore.
Acuden como prueba de la enorme fe que siempre gobernó su carácter los más de 7000 puntos y cerca de 7000 asistencias que legó en la NBA. Pero sobre todo, los 39 tapones que llegó a colocar en su carrera. Uno de ellos, el más famoso de todos, tuvo lugar ante el legendario pívot de New York Knicks, Pat Ewing, en abril de 1993. Ewing medía 2.13 y Tyrone Bogues 1.59, lo que suponía nada menos que superar más de medio metro de diferencia para consumar la proeza.
Muggsy Bogues es por derecho propio una de esas leyendas deportivas que calan en el alma del aficionado, en el corazón del gran público, incluso de aquel no entregado al deporte de la canasta.
Únete a Más de 3 millones de usuarios en la app
Mantente al día con las últimas noticias, resultados y deportes en directo
Descargar
Temas relacionados
Compartir este artículo
Anuncio
Anuncio