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La Titánica: Esfuerzo titánico en la gran marcha cicloturista de Castellón

Eurosport
PorEurosport

Publicado 01/06/2014 a las 19:22 GMT

La marcha cicloturista La Titánica requiere, como su propio nombre indica, un esfuerzo titánico por las montañas del interior de Castellón, entre la Costa del Azahar y a los pies del Maestrazgo. Nuestro redactor aceptó y acabó cumpliendo con este durísimo reto.

Marcha cicloturista La Titánica

Fuente de la imagen: Eurosport

Sabía que el interior de Castellón es territorio ideal para el ciclismo, incluso había rodado por alguno de los tramos de La Titánica. Pero después de completar los 184 kilómetros de la segunda edición de esta marcha cicloturista, me di cuenta de lo realmente duro y espectacular que es este recorrido, que prácticamente no da ni un solo respiro desde la salida en Marina D’Or.
Siempre cuesta arriba, siempre coronando pequeños pero durísimos puertos y siempre rodando por falsos llanos hasta encontrar otra montaña. Es el guión perfecto para probarte a fondo en una marcha cicloturista, tener muy poca tregua y saber que desde el kilómetro uno estás obligado a sufrir y darlo todo.
Este sábado fui uno de los casi mil participantes en la segunda edición de La Titánica, y 184 kilómetros con una ascensión total de 3.300 metros de desnivel repartidos en ocho puertos destacados y otras tantas pequeñas subidas, tuve reconocer que el esfuerzo solo puede calificarse como el propio nombre de la marcha: Titánico.
De entrada, el puerto de Cabanes hasta llegar a esta población. A mitad de esta subida me crucé con el exfutbolista David Albelda, uno de los invitados estrella a esta marcha. Es difícil reconocerlo vestido de ciclista, pero el que hasta hace poco fuera capitán del Valencia presume de una planta envidiable sobre su bicicleta y, encima, luce en su maillot el murciélago del escudo que tantos años defendió. A su lado rodaba otro gran capitán valencianista, Francisco Camarasa, quien ya es desde hace años un contrastado cicloturista. De ellos iba tirando el exciclista profesional Adrián Palomares, otro invitado estrella y gregario de lujo de esta pareja de futbolistas. Como también lo fue el reciente ganador de la Vuelta a Castilla y León, David Belda, quien se tomó La Titánica como un entrenamiento de calidad.
Rodar unos metros a rueda de Albelda fue suficiente, y desde ahí aceleré hasta coronar esta subida a Cabanes para ir buscando una buena rueda que garantizara un ritmo alto para afrontar Costur y la pared final del Monte de Piedra. La encontré, pero elegir un 34x25 fue un error de principiante para afrontar esos desniveles que en el caso de esta subida al Monte de Piedra alcanzaban en algunos metros casi el 20% de desnivel.
Tocó retorcerse literalmente, y tras superar esta subida rodamos de forma cómoda hasta subir muy rápido la Orden del Maestrazgo y llegar a los pies del puerto de Benifagós. Una subida larga y exigente, que exigió un esfuerzo extra debido al fuerte viento lateral que nos acompañó. Una vez coronado, llegó la corta pero exigente subida a Chodos. Una carretera muy secundaria y con su asfalto envejecido que aún hace que se agarren más sus desniveles exagerados. De nuevo tocó dar algún chepazo sobre la bici, pero la experiencia de disfrutar de ese paisaje en pleno Maestrazgo bajo valió la pena.
Avituallamiento y bajada rápida desde Azteneta hasta la penúltima subida potente de La Titánica en la Esparraguera. Pero hubo un problema que me impidió reagruparme con la cabeza del grupo, que había sido neutralizada por los motoristas de la Guardia Civil. Y ese problema, primera vez que me ocurrió en una marcha, fue algo tan simple como un pinchazo. Pero en plena carrera esa mínima reparación acaba convirtiéndose en motivo de cabreo máximo. Pierdes el ritmo y tu grupo, y eso, enfurece.
Por esta razón volví a subirme a la bici con más ganas. Había que recuperar el terreno perdido y evitar rodar en solitario. Coroné la Esparraguera solo y antes de iniciar la Bandereta avisté un nutrido grupo. Ésa iba a ser la rueda. Pero una vez alcanzados, me sentí pletórico, y por eso recién iniciada la ascensión a Esparraguera y, hay que reconocerlo, gracias al rebufo de una de las motos de la organización, inicié una subida fuerte, totalmente desencadenado. La mejor forma de pagar la frustración de un pinchazo es crecerte en un escenario así.
Los dos últimos kilómetros de este último gran puerto también se atragantan, pero una vez arriba tienes la certeza de que ya todo es cuesta abajo hasta regresar a Marina D’Or. Formamos un grupito de no más de diez personas y aunque no todos fueron igual de generosos a la hora de relevar, facilitamos el ritmo hasta la línea de llegada. Pero un compañero del emblemático club ciclista valenciano de Lo Rat Penat, hizo un tremendo derroche de watios en la última subida pasado Cabanes, justo antes de iniciar el descenso final. Aguanté su ritmo y ese grupo llegó a partirse, aunque llegamos a reagruparnos para entrar juntos a la meta.
Reto superado. Titánico. Descomunal. Durísimo. Puede que el interior de Castellón no tenga grandes puertos, pero le sobra montaña que asegura dureza como otras pocas zonas de España. Puesto 97 en la clasificación con un tiempo invertido de 6:29 que hubiera sido mucho mejor de no haber sufrido ese pinchazo. Y lo más importante, haber disfrutado de correr en casa y haber acabado de descubrir ese paraíso ciclista que ofrece mi provincia.
La Titánica es una marcha ciclista que ya ha crecido en 2014 y que tal y como dicen con pleno convencimiento sus organizadores aspira a seguir creciendo y ser referencia en el calendario nacional. Estoy plenamente convencido de que así será.
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