Barça Barcelona Remontada Celtic gol Jordi Alba

Algunos lo atribuyen al factor suerte y otros al control del balón hasta el último suspiro incluso en la adversidad, pero lo cierto es que desde que Tito Vilanova se hiciera cargo del banquillo del Barça los resultados de los azulgrana están siendo positivos gracias a las remontadas épicas en los últimos compases de sus partidos. Con la del Celtic en el encuentro de Champions, van cinco en apenas dos meses de temporada, un registro que el pasado año el Barça no lo firmó ni siquiera en toda la Liga.

En el vestuario del Barça tienen, al menos, una justificación para una circunstancia que tratan de no relacionar con la suerte: "Cuando ya lo hemos hecho en varios partidos, se demuestra que no es suerte", opina en Javier Mascherano. "Hay que verlo como una virtud. Podríamos tirar la toalla, pero al final decantamos los partidos porque el equipo va, va y va", añade para justificar que su equipo ataca hasta el último suspiro y siempre manteniendo su filosofía, tal y como hizo ante el Celtic, cuando a pesar de ver cómo se consumían los segundos el Barcelona no rifó un balón y salió en toda jugada con el balón en los pies.

Lo cierto es que lo que antes era una excepción en el juego del Barça, ahora es casi el pan de cada día. Real Madrid (3-2), Osasuna (1-2), Spartak (3-2), Sevilla (2-3) y Celtic (2-1) probaron esa medicina que parece curar los errores tácticos en defensa, una zona en la que el conjunto de Tito Vilanova está muy tocado al haber encajado ya 18 goles en contra.

Con la llegada de Tito Vilanova al banquillo, donde ya suma más de 100 días, el Barcelona ha mantenido su filosofía pero se ha atrevido a introducir algunos cambios. El nuevo técnico ha apostado por la explosividad por bandas para revolucionar los partidos que se le complican por los despistes defensivos. Y hasta ahora le ha funcionado. Vilanova opta por Tello o Pedro como jugadores que abran el campo para luego romper por el centro, además de sumar a Jordi Alba o Adriano como falsos extremos para reforzar en la medida de lo posible la línea de ataque.

Esta apuesta por la ruptura en bandas contrasta con el juego del pasado Barça, quien gracias al control del balón rompía todos los registros goleadores y conseguía los triunfos sin mayores sobresaltos. Ahora es el Barcelona el que asume aquel 'espíritu de Juanito' al que se alude constantemente en el Real Madrid, quien ahora toma más control de su juego gracias a hombres como Kaká, Modric y Özil.

Más imprevisible en vicios y virtudes, el equipo es capaz de sobreponerse a los golpes, pero también concede más goles (18, cuatro de ellos en propia puerta), con Valdés lejos de su mejor versión. Pero con once triunfos, un empate y una derrota, el Barça ha descubierto que al final, en la épica, tampoco se vive tan mal.