Neymar empieza a amortizar su fichaje por el Barcelona

Neymar lleva poco más de medio año en el Barcelona. Sin apenas descansar, el brasileño encadenó su despedida del Brasileirao con el Santos, la Copa Confederaciones que Brasil se apuntó el verano pasado y el inicio de la pretemporada con el Barcelona, con muy poco descanso para recuperarse entre una competición y otra. Los 57 millones que los azulgrana desembolsaron por una perla brasileña se consideraron un riesgo evidente, dado el nivel mostrado por los jugadores brasileños que habían llegado directamente al Barcelona, sin hacer escala previa en otro equipo europeo. Neymar no solo competía contra la prolongada sombra que proyecta Leo Messi sobre todo lo que representa el Barcelona y su exigente afición, sino contra el recuerdo de jugadores como Fábio Rochemback o Geovanni Deiberson.

Con el apoyo incondicional de toda la 'torcida' brasileña, Neymar vivió dos semanas en la nube de la Copa Confederaciones, tras lo que llegaría una pequeña desconexión en forma de vacaciones antes de reincorporarse a un Barcelona que al mismo tiempo entraba en convulsión tras la repentina salida de Tito Vilanova y la llegada del Tata Martino, un entrenador nuevo con ideas nuevas. Su adaptación tenía que ser rápida y no dejar ninguna duda, por lo que se apoyó principalmente en Dani Alves, jugador con el que, además de compartir vestuario en la 'Seleçao' comparte una íntima amistad.

La escasa preparación física que tuvo, saltando de una competición a otra con muy escaso margen, hizo que el Tata cuidara mucho su entrada en el equipo. En los primeros meses de competición, Messi siguió tirando del carro barcelonista, algo que el brasileño siempre aceptó de buen grado, aprovechando cada encuentro con la prensa para garantizar que había llegado para ayudar en la medida de lo posible al argentino y situándolo de forma indiscutible como el mejor jugador del mundo. Uno de los primeros objetivos era evitar la confrontación entre dos estrellas mundiales del fútbol, y Neymar y su entorno se cuidaron mucho de que así fuera.

La lesión de Messi contra el Betis supuso un acelerón repentino a este proceso de asunción de responsabilidades en el Barcelona. Los focos se giraron hacia él, que para entonces ya había forzado una expulsión en la Champions League a Scott Brown y lucía en las tablas estadísticas como el jugador con mayor faltas recibidas de toda la Liga. Su contrastada capacidad para generar peligro con sus constantes desbordes necesitaba ser ratificado además con un mayor veneno ante las porterías rivales, faceta en la que se había mostrado más timorato. El triplete conseguido ante el Celtic fue el último escalón ascendido por Neymar, precisamente ante un Camp Nou crítico con el juego del equipo y hasta cierto punto decepcionado con el cambio experimentado en el equipo tras la llegada del Tata, completamente ajeno a la cultura impuesta en los últimos años por Pep Guardiola.

Los tres goles conseguidos por Neymar ante Frasier Forster han supuesto la irrupción de la joven estrella brasileña en la tabla de goleadores de la Champions League, aún muy lejos de Cristiano Ronaldo, pero dejando claro que no es un jugador a descartar en las quinielas para ser el máximo realizador de la competición cuando comiencen las eliminatorias en el mes de febrero. Los registros de Neymar en lo que va de temporada son de 9 goles y 10 asistencias, cifras que muestran que su ascendiente sobre el juego ha ido a más en ausencia de Leo Messi.

Además de estas dos facetas, Neymar ya aparece en el podio en una clasificación individual de la Champions League, la de disparos a puerta. Sus 19 intentos sobre los porteros rivales en seis partidos lo sitúan únicamente por detrás de Hulk, compañero en la selección brasileña, y Cristiano Ronaldo. Su precisión también es destacable, al aparecer en posiciones más retrasadas en el 'ranking' de disparos desviados, donde se va hasta el octavo lugar entre todos los delanteros que disputan la competición europea. Instinto, precisión y minimización del error son las señas de identidad de Neymar en los últimos meses.

Detrás de la progresión experimentada por la exestrella del Santos se encuentra la figura protectora del Tata Martino, que ha gestionado con sumo cuidado sus primeros meses en una competición desconocida -también para el técnico- y mucho más exigente que el Brasileirao. El rosarino dejó en el banquillo a Neymar en el partido de Copa del Rey ante el Cartagena, y alertó después de su exhibición en el Camp Nou que en el futuro tendrá que rotar mucho más, ya que "está pidiendo un descanso a gritos". El peaje de no haber tenido prácticamente descanso el pasado verano -con viajes intercontinentales incluidos- amenaza con pasar factura desde el punto de vista físico, justo en un momento en el que el Camp Nou está disfrutando de la mejor versión mostrada por el jugador tras su llegada. Martino tendrá que lidiar en las últimas semanas de 2012 con esta problemática, pero la intrascendencia del partido de vuelta contra el Cartagena dado el 1-4 cosechado en la ida puede convertirse en la excusa perfecta para, cuanto menos, dar un partido de descanso a Neymar y apurar hasta la entrada de 2013, cuando se espera la reaparición de Leo Messi.