Bajo una lluvia de apio

Miles de aficionados al equipo 'blue' invadieron las calles del oeste de Londres para acompañar a los héroes de la Champions League durante el desfile por la celebración del título. Lo curioso fue la masiva lluvia de apios que recibieron tanto jugadores en el autobús como aficionados desde la acera. El autobús del Chelsea recorrió las principales calles de Londres cubierto de apio, que arrojaron los aficionados mientras entonaban en todo momento canciones de tinte obsceno relacionadas con el apio, vegetal que lanzaron de manera incesante en un festejo repleto de euforia.

La tradición del apio y el Chelsea data de los años ochenta por motivo de uno de los cánticos que entona la afición desde la grada: "Celery" (Apio). En un principio los hinchas del Chelsea, a quienes gusta reconocerse como "El orgullo de Londres", trataban de marcar territorio arrojando esta verdura a los rivales mientras acompañaban el lanzamiento con la obscena letra de la canción. Debido a las protestas de algunos jugadores rivales, Cesc Fábregas entre ellos por la final de la FA Cup en 2007, el dueño del equipo, Roman Abramovich, decretó su prohibición en el interior y las inmediaciones de Stamford Bridge.

Este domingo sin embargo la hortaliza fue un símbolo de unión entre jugadores y aficionados, que mientras arrojaban el apio entonaban cánticos diferentes al habitual del "Celery".

El vehículo teñido de azul con la leyenda "Campeones de Europa" fue seguido por otro autobús con familiares de futbolistas y empleados del club. El dueño del Chelsea, Roman Abramovich, tampoco se quiso perder una juerga que le ha costado más de 1.000 millones de euros desde que compró la entidad en 2003. "¡Campeones!" fue el grito de guerra más escuchado entre los fans, que también tuvieron palabras de recuerdo para Drogba, el héroe de último penalti de Múnich, a quien declararon amor eterno exclamando "¡Queremos que te quedes!".

Igualmente felicitaron al portero Petr Cech, no se olvidaron del entrenador interino del Chelsea con el cántico: "¡Sólo hay un Di Matteo!", y por supuesto, se acordaron de sus más encarnizados rivales y vecinos al grito de: "¡Odiamos al Tottenham!".