2010: e Iniesta saldó la deuda con España

848 partidos y 2337 goles después de una larga fase de clasificación en la que estuvieron inscritas hasta 204 selecciones -superando el récord anterior de 199-, Sudáfrica recibía a los 32 equipos que iban a participar en el primer Mundial de la historia en el continente africano. Si hasta la fecha todos las anteriores participaciones de España en la mayor fiesta de fútbol internacional había estado marcada por innumerables decepciones, atrás quedó todo amargo recuerdo gracias al histórico gol de Andrés Iniesta marcado en el minuto 116 de la final que La Roja disputada ante Holanda. España se proclamaba campeona del mundo por 0-1 y certificaba su dominio en todo el panorama internacional convirtiéndose a la vez en vigente campeona del Mundo y de Europa, un honor este segundo que iba a revalidar en el año 2012 con clara solvencia.

Dirigida por Vicente del Bosque, que había ocupado el banquillo que dejaba Luis Aragonés a pesar de su triunfo en la Eurocopa 2008, lo cierto es que España empezó con mal pie al caer derrotada en su primer partido contra Suiza (0-1). Eran malos augurios, pues ningún equipo nacional hasta la fecha había logrado ganar la Copa del Mundo con una derrota inicial en su historia. Pero La Roja, como con su propia historia, llegaba a Sudáfrica para romper todos los pronósticos. Todo fueron nombres propios en una selección española que ya no volvió a perder ningún partido: Iker Casillas, Xavi Hernández, David Silva o Cesc Fábregas, Jesús Navas y el propio Andrés Iniesta, constructores estos tres últimos del histórico tanto que ya forma parte de la memoria colectiva del fútbol español.

La ascensión a la gloria de una España que no veía el momento de saldar sus deudas con la historia coincidió con el desplome de otras selecciones históricas que colocaron su punto de inflexión en la cita que se disputó en Sudáfrica. Fue el caso de Francia, que vivió una guerra fraticida con su propia Federación rechazando también a su entrenador, Raymond Domenech, y que acabó eliminada a las primeras de cambio como última de grupo. Similar descalabro sufrió Italia, que llegaba al Mundial como vigente campeona y se marchó a casa en la fase de grupos en la que había quedado emparejada con selecciones de menor entidad como Paraguay, Eslovaquia o Nueva Zelanda (clasificaron las dos primeras).

Buen papel realizaron Alemania, que a pesar de caer contra España en semifinales, confirmó su buen hacer después de ser finalista en la Eurocopa de 2008, y especialmente Uruguay, que vivió un renacer futbolístico de la mano de su goleador, el delantero Diego Forlán. Dirigida por Óscar Tabárez, la celeste regresó a semis 40 años después, pero el sueño se les acabó al caer por 2-3 contra Holanda. Argentina y Brasil, las otras dos grandes selecciones sudamericanas, firmaron una actuación decepcionante, o al menos no a las alturas de expectativas al caer con claridad en cuartos de final. Los argentinos, de hecho, fueron goleados por Alemania en un encuentro que acabó con 0-4.

La cita disputada en Sudáfrica acabó con un total de 145 goles, lo que arrojaba un promedio de 2,27 tantos por partido. Después de Italia 1990 (2,21 de promedio), la segunda cifra más baja de toda la historia de los Mundiales. Y es que el de 2010 fue el campeonato del mundo del juego de toque, pues además de España y sus largas posesiones destacaron también Alemania y la propia Holanda, dos selecciones que aunque incisivas en transiciones rápidas también destacaban por tener jugadores con altas capacidades para el juego en equipo. Bastian Schweinsteiger o Arjen Robben tienen en entre sus cualidades el buen hacer en la combinación.

Con la lógica evolución del fútbol defensivo, cada más compacto, planificado y efectivo con el paso de los años, España se convirtió en la campeona con menos goles a favor de la historia de los Mundiales con solo ocho tantos en su casillero.

Como curiosidad, el Mundial de Sudáfrica fue también el de las extravagancias de un deporte rey totalmente mediatizado. Medios de comunicación, marcas comerciales e incluso parques acuáticos sacaban provecho económico y mediático de la cita, y fue así como el famoso pulpo Paul, el cefalópodo que 'pronóstico' las victorias de los encuentros que le tocaba 'analizar'. Su repercusión fue tal, que todo tipo de expertos y tertulianos se lanzaban a tratar de dar una explicación científica o paranormal al don del famoso animal.

Sudáfrica 2010 tuvo también una banda sonora propia, la de las vuvuzelas, el estridente aparato -difícil llamarlo instrumento- que resonó en todos los estadios desde el partido inaugural haciendo incluso difícil el trabajo de los realizadores de televisión, confundidos con los niveles de sonido que registraban los micrófonos de ambiente. Brasil 2014 ha aprendido de la experiencia, y, quizás deshumanizando un poquito más el fútbol, se prohíbe la entrada de nuevos artefactos de este tipo en su Mundial.

Thomas Müller (Alemania) se llevó la Bota de Oro como máximo goleador con tres cinco goles a su favor, los mimos que David Villa pero el español con solo una asistencia de gol por las tres del germano.

El premio al mejor jugador (Balón de Oro del Mundial) se lo llevó Diego Forlán mientras que Casillas fue galardonado como mejor guardameta del campeonato.