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¿Qué pasó con…? El hombre que propició el término 'El Pupas'

Eurosport
PorEurosport

Actualizado 22/05/2013 a las 15:43 GMT

Semana de dulce resaca para el Atlético de Madrid y de tensión para un Bayern de Munich que espera con muchas ganas la final de la Champions. Si hay un nombre que pueda unir los sentimientos de uno y otro equipo, ese es el de Hans-Georg Schwarzenbeck, el hombre que privó a los rojiblancos de la Copa de Europa.

Hans-Georg Schwarzenbeck en la final de 1974 ante el Atlético de Madrid

Fuente de la imagen: Imago

Han pasado casi 40 años y el Atlético de Madrid comienza a quitarse el sambenito de Pupas gracias a los últimos títulos conquistados a los que hay que unir la flamante Copa del Rey ante el Real Madrid. Fue el propio Vicente Calderón quien ‘bautizó’ con ese término a los colchoneros después de que se les escapara de las manos una Copa de Europa que acariciaron con la yema de sus dedos durante unos minutos ante el Bayern de Munich.
El verdugo de aquel histórico equipo con leyendas como Gárate, Adelardo, Capón o Luis Aragonés fue un alemán de nombre impronunciable: Hans-Georg Schwarzenbeck. Su zapatazo en la última jugada de la prórroga perforaba la meta de Miguel Reina y neutralizaba el tanto inicial del Sabio de Hortaleza en una época en la que las tandas de penaltis no existían por lo que el desempate, también en el estadio belga de Heysel, cayó del lado alemán por un contundente 4-0. Tras aquel tanto, presumía de que “ni siquiera Pelé podría haber marcado un gol como éste”.
Una trayectoria intachable
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Hans-Georg Schwarzenbeck

Fuente de la imagen: Getty Images

Sería la primera de tres Copas de Europa consecutivas para los alemanes y que alimentarían el palmarés de ‘Katsche’ Schwarzenbeck junto a un Mundial, una Eurocopa, una Copa Intercontinental, una Recopa, seis Bundesligas y tres copas alemanas. Sin embargo, y pese a la importancia de su tanto, su nombre nunca brilló como el de otros como Müller, Beckembauer o Hoeness. ¿Qué pasó con él?
Lo cierto es que Schwarzenbeck colgó las botas en 1979 con 14 temporadas y más de 400 partidos y su nombre se desvinculó rápidamente de todo lo relacionado con el fútbol. No se trató de un olvido involuntario, ya que el protagonista siempre tuvo clara su intención de cortar por lo sano: “Siempre tuve claro al 100% que no iba a ser entrenador o directivo de ningún club”.
Sin embargo, Schwarzenbeck siempre ha estado agradecido al deporte que le dio a conocer: “Mi profesión soñada fue la de futbolista profesional y en la tienda también lo pasé muy bien. Lo he hecho todo con mucha illusión y siempre tuve los pies en el suelo, siempre me lo decía a mí mismo “disfrútalo, has jugado al fútbol”. Es por esto que nunca me importó estar a la sombre de Franz (Beckenbauer)".
Del césped al kiosco
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Hans-Georg Schwarzenbeck

Fuente de la imagen: Imago

Tras colgar las botas, no le importó volver a la vida de una persona normal de inmediato. Así, en 1980 se enroló en el negocio familiar de unas tías, propietarias de la ‘Papelería Nitzinger’ donde podía encontrarse desde prensa a tabaco pasando por material escolar. Tres años más tarde, Schwarzenbeck ya regentaba en solitario la tienda. Cada día, ‘Katsche’ trabajó de 6 a 12 y de 13 a 18 en su tienda. “Entraba aquí y simplemente esperaba a ver qué pasaba”. Al igual que en su etapa como jugador, el alemán reconoce que “mis clientes, como los aficionados, siempre me mantuvieron a flote”.
La crisis también le golpea
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Hans-Georg Schwarzenbeck

Fuente de la imagen: Imago

A sus 65 años, el mal momento económico unido a la competencia de los mayoristas y a Internet ha obligado a Scharzenbeck a echar el cierre: “He vivido grandes momentos”, dice con una sonrisa y casi con lágrimas en los ojos. En ese lugar sus tíos le enseñaron la profesión y durante más de 30 años no paró de hablar de fútbol con todo aquel que entraba: desde los niños de una guardería cercana hasta los jubilados que se acercaban a por bolígrafos o revistas. Todos ellos clientes que ahora dicen estar “preocupados” por el vacío que ‘Katsche’ dejará.
Pero la vida abre al exjugador una nueva etapa. Él mismo mira con optimismo e ilusión al futuro y no deja de fantasear con todo lo que hará en su tiempo libre junto a su esposa ahora que es un jubilado más: “Podré jugar al golf tendré más tiempo para ir al teatro con ella”. Ojalá la vida le sonría como en aquel minuto 119 de aquel 15 de mayo de 1974 cuando los corazones atléticos lloraron.
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Hans-Georg Schwarzenbeck

Fuente de la imagen: Imago

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