Stoner ganó el duelo

Con tan solo 22 años este australiano, clavado a una caricatura de Felipe, el amigo de Mafalda, salido del lápiz y el genio de Quino, ha demostrado al mundo que a pesar de la juventud se puede controlar una máquina de en torno a 250 caballos (ningún equipo confiesa este dato, bajo pena de muerte).

Ganar 10 carreras de 18 no es casualidad y con esta afirmación el número 1 que llevará la Ducati del australiano en 2008 se justifica por si solo. Rossi se ha quedado en cuatro y Pedrosa se ha tenido que conformar con 2, siendo Chris Vermeulen y Loris Capirossi los afortunados que han podido pisar en una ocasión lo más alto del podio.

Lo que si está claro, es que la Ducati de 800 cc de este año, entregaba unos 30 caballos menos que las 990 cc de 2006, pero a cambio los de la marca de Bolonia han logrado flirtear con las 20.000 revoluciones por minuto, lo que logra una amplitud de funcionamiento extrema. El gran trabajo de la escudería italiana, unido al fenomenal año de los neumáticos Bridgestone y el talento natural de Casey, un chavalín de apenas 58 kilos nacido en Southport, han hecho campeona a una montura que en seco no pasa de los, tan solo, 148 kilos.

Y es que este 2007 ha sido una caja de sorpresas. Se barruntaba que Nicky Hayden lo iba a tener más que difícil para reverdecer laureles, una vez sabido que Honda iba a apostar por la juventud y las manos de Dani Pedrosa, haciéndole una moto a su medida, con lo que el de Kentucky apenas si cabía apretujado tras la cúpula y el carenado de su máquina. Otra cosa que estaba clara es que Valentino Rossi, tras perder la corona de 2006 en la última carrera tras una absurda caída en Cheste, iba a darlo todo para recuperar el cetro en 2007. Pero los despropósitos se combinaron de tal manera, que el error en el planteamiento de la Yamaha, su motor poco competitivo, y las peores prestaciones de los Michelin con respecto a los Bridgestone de Ducati y Suzuki, terminaron por arruinar las opciones de siete veces campeón del mundo.

Así las cosas, el terreno estaba abonado para la sorpresa. No sólo por los problemas en Yamaha, sino porque sus vecinos, los del ala dorada, tampoco estaban mucho mejor. Compartiendo las gomas francesas, y con similares problemas de motor e incluso de chasis, Honda no ha sido capaz de ser fiel a su tradición y disponer de la mejor máquina del campeonato. Si añadimos a esto que tanto Kawasaki como Suzuki aún pecaban de bisoñez en sus conceptos y en sus prestaciones… pues casi se puede decir que sirvieron a Ducati el Mundial en bandeja de plata.

La marca boloñesa, magistralmente guiada por Livio Supo, acertó de inicio con el diseño, por fin pudo controlar el mejor motor de la parrilla y domarlo con un chasis a la altura del conjunto, y ayudado por las prestaciones de unos Bridgestone que fueron más que superiores a sus rivales Michelin y Dunlop, supo poner en liza un conjunto intocable, hasta tal punto, que le sobraron cinco carreras, 125 puntos, como los que sacó a Dani Pedrosa al final del campeonato, 126 a Valentino Rossi.

¿Consecuencias de todo esto? El orgullo japonés, doblemente herido (Honda y Yamaha), no es cosa de risa. Tanto es así que incluso Valentino Rossi ha movido sus influencias y se ha pasado a Bridgestone para 2008, con lo que la excusa de las gomas ya no será posible. El de Tavulia, hipermotivado, espera que el tirón de orejas a sus ingenieros y a la propia fábrica sirva para algo.

Por último, una vez pasada la tormenta amenazadora del campeonato monomarca en cuanto a neumáticos, por presiones desde todos los frentes, tanto Michelin, que ha prometido mejorar, como Bridgestone y Dunlop, podrán seguir compitiendo. Será la base sobre la que, una vez más, consagrados, eternos aspirantes, campeones y outsiders buscarán alzarse con un entorchado que en 2007 recayó por méritos propios en Casey Stoner.