Open de Australia 2016, Serena Williams-Kerber: Preparada para ser leyenda

Serena Williams vuelve a afrontar parte del gran peso que la atenazó el pasado mes de septiembre durante el US Open 2015. En aquellas dos semanas, agotadoras desde el punto de vista psicológico para la número uno del mundo, no sólo tenía la responsabilidad de cuajar un gran torneo frente a la afición de Nueva York, sino que además estaba en disposición de ser la primera tenista en completar el Grand Slam (los cuatro torneos grandes en un mismo año natural) e igualar la marca histórica de 22 títulos grandes, dos récords en posesión de la alemana Steffi Graf.

Aquella situación era completamente nueva para ella y su tenis terminó colapsando en las semifinales frente a la veterana italiana Roberta Vinci. El golpe fue de tal calibre que la mejor tenista del circuito WTA se vio obligada a parar un tiempo para reiniciarse y recuperarse, una decisión más basada en lo psicológico que en lo físico. La menor de las Williams, consciente de que quizá nunca más vuelva a estar en disposición de conseguir los cuatro majors en un año, hizo tabla rasa y se conjuró para volver por sus fueros en 2016, renunciando a la recta final de la temporada y al Torneo de Maestras en el que se coronó Agnieszka Radwanska, barrida por la propia Williams en la semifinal de Melbourne.

Este paréntesis de Serena Williams coincidió con el auge de varias tenistas que parecían en disposición de tomar su trono más pronto que tarde, contándose entre ellas la propia Radwanska, la española Garbiñe Muguruza o Victoria Azarenka –ésta última más por condiciones que por resultados-, pero la realidad ha terminado imponiéndose en el mes de enero. En su vuelta a las pistas, Serena Williams ha vuelto a alcanzar la final del Open de Australia sin despeinarse, y todas las candidatas a reina han terminado saliendo por la puerta de atrás.

En la entrevista a pie de pista tras su semifinal, Serena reivindicaba el duro trabajo que la había llevado nuevamente a una final. La de Michigan es consciente de que, en plenitud, su nivel está varios escalones por encima del resto, y así lo reconoce. Sin visos de prepotencia, Williams sabe que su mayor rival en la final del Rod Laver Arena será ella misma, y a su favor juega el hecho de no estar en Nueva York, por lo que la presión de jugar en casa –más que un factor positivo fue una causa de sufrimiento más- no le afectará. Su nivel de juego y su sonrisa entre juego y juego la delatan, y ya no tiene el peso que la agarrotaba en Flushing Meadows.

Frente a ella y el récord de Steffi Graf tendrá precisamente a una compatriota de la exnúmero uno del mundo. Angelique Kerber fue la merecida superviviente del resto de tenistas. Desde la condición de séptima cabeza de serie ha ido superando obstáculos y ha terminado por colarse en su primera final de Grand Slam. En su décima temporada en el circuito, la de Bremen sabe perfectamente que nadie espera una victoria suya, pero confía en que Serena Williams no tenga su mejor día y ella pueda aprovechar cada mínima oportunidad que se le presente para, al menos, hacerle el favor a Graf de que su récord aguante mínimo otros cuatro meses, hasta que en Roland Garros Serena vuelva a ser la gran favorita a convertirse en leyenda del tenis.