Historias Eurosport: La primera víctima de Nadal en París
Publicado 24/05/2019 a las 18:59 GMT+2
La historia de amor de Rafa Nadal con París es de sobra conocida después de once títulos en Roland-Garros, rompiendo todos los récords posibles en la arcilla del Grand Slam francés. Pero como buen relato también tuvo un principio en el que un imberbe pero sobradamente preparado tenista desembarcaba en 2005 en un torneo en el que todavía no había podido debutar por las lesiones en años anteriores.
Rafa Nadal en el partido de primera ronda de Roland-Garros 2005 frente a Lars Burgsmüller
Fuente de la imagen: Getty Images
La irrupción de Nadal dentro del circuito de la ATP fue fulgurante, ganando su primer título en Sopot en 2004 y siendo el tenista al que todos señalaban como la próxima gran estrella del mundo de la raqueta. No se equivocaban ni mucho menos, aunque por aquel entonces nadie podía imaginar la dimensión a la que iba a llegar la carrera del manacorí, sobre todo en la capital francesa. En 2005, contaba con 18 años, cumpliría los 19 durante el torneo, y llegaba por fin con ganas de jugar su primer partido en Roland-Garros, estando ya consolidado entre el top-5 mundial.
Sobre todo porque aterrizaba en el segundo Grand Slam del año con cinco títulos debajo del brazo en la campaña de tierra batida. En Monte Carlo se convertía en el tenista más joven en ganar un torneo de esa categoría desde Michael Chang. Posteriormente pondría su primera pica en Barcelona y Roma, y anteriormente ya había levantado el trofeo en Brasil y en Acapulco. Eso le dejaba como el cabeza de serie número cuatro del torneo, en un cuadro donde defendía el título el argentino Gastón Gaudio.
Pocos se acuerdan del rival de Rafa en la primera ronda de un año en el que todo buen aficionado al tenis sabe cuál fue su contrincante en semifinales y en la gran final. La respuesta a la primera incógnita es el alemán Lars Burgsmüller, un jugador que contaba con diez años más de edad que Nadal y que transitaba por el puesto número 99 del ránking de la ATP. A priori un partido cómodo para el español, que ya le había vencido en Indian Wells 2004 con claridad (6-2 y 6-3). El escenario elegido no era la ya clásica para él Philippe Chatrier, renovada para la edición de 2019, y sede de tantas y tantas gestas del balear, sino la próximamente extinta “Plaza de Toros”, así denominada cariñosamente por su parecido, la Pista número uno del complejo que conforma Roland-Garros.
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Rafa Nadal sentado en el banquillo en Roland-Garros 2005
Fuente de la imagen: Getty Images
“Recuerdo que antes del partido todo el mundo hablaba ya de Rafa Nadal, todo el mundo decía: Va a convertirse en un gran jugador. Había jugado antes con él, en Indian Wells 2004, por lo que sabía a lo que me iba a enfrentar. Sabía que iba a convertirse en el alguien muy bueno”, explicó hace unos años a la página web de la ATP Lars Burgsmüller, que pocas opciones tuvo en un partido en el que sin embargo no acabó del todo contento el español.
Nunca es fácil iniciar la andadura en un Grand Slam, y menos cuando se trata del primer partido de tu carrera en un torneo como el parisino que, como posteriormente ha demostrado el paso del tiempo, le tenía muy buenas cosas reservadas a un jugar que tras su enfrentamiento no se ponía muy buena nota, “me doy un cinco por la victoria”. No podía pasarle por la cabeza, aquel 24 de mayo de 2005, que la suma de triunfos en París iba a seguir ascendiendo hasta unos límites inalcanzables para cualquiera de los mortales.
Un duelo que tuvo de todo
Burgsmüller tenía claro que iba a sufrir contra el manacorí, no en vano ya sabía lo que era ceder con claridad ante Nadal, “era rapidísimo y te obligaba a alargar los puntos y presionaba mucho para terminarlos”, sin embargo, contó con un pequeño aliado a su favor en el segundo set, que le llevó a tener alguna esperanza de alargar el partido. Los nervios y la excesiva ansiedad por cerrar el partido atenazaron la raqueta del español, llevándole a tener que ganar la manga en el tie-break.
Pero a pesar de los desajustes propios de un debut en un Grand Slam, Nadal puso la primera piedra de cara a conquistar el primero de los once títulos que de momento ya descansan en el palmarés del mejor jugador sobre la arcilla de todos los tiempos. Su derecha dominaba el juego, levantaba el puño y celebraba cada punto conseguido como si fuera el que le daba definitivamente la victoria y proponía una intensidad inalcanzable para un tenista que tenía la mala suerte de encontrarse con la figura imponente de un chaval de 18 años que ni mucho menos estaba de vacaciones en París.
En menos de dos horas de juego (1h45min) Nadal cerraba su pase a la segunda ronda en tres mangas (6-1, 7-6(4) y 6-1). Una victoria que puede parecer poco relevante, dado el nivel alcanzado siempre por Rafa en Roland-Garros, pero que le hace sacar una sonrisa al recordarla, como cuando se le preguntó por ello en su primera rueda de prensa en el Mutua Madrid Open de este año.
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Lars Burgsmüller en su partido frente a Nadal de Roland-Garros 2005
Fuente de la imagen: Getty Images
También sigue siendo un partido especial para el alemán a pesar de la derrota, testigo del nacimiento de una leyenda prácticamente inexpugnable. “Cuando jugué en Roland-Garros con él y perdí, evidentemente no me gustó. No estaba contento. Pero años después, siempre podré decir que fui el primer jugador que Nadal venció en Roland- Garros. Es especial”.
Era el 18º partido consecutivo que acababa ganando Nadal en 2005 y todavía le quedaría alguno más para levantar en el año de su desembarco, el título en el segundo ‘major’ del año, el primero que adorna su extenso palmarés de 17. Por el camino acabaría ganando a Roger Federer en semifinales y al argentino Mariano Puerta en la final, pero el primero en una larga lista no fue otro que Lars Burgsmüller.
Burgsmüller, un retiro lejos del tenis
La carrera de Lars Burgsmüller se alargó hasta el año 2008, cuando lejos de su mejor nivel, que le llevó a ganar un título ATP en Copenhague 2002, decidió dejar el deporte de la raqueta para dedicarse a la medicina. Actualmente con 43 años es radiólogo de profesión y únicamente disfruta del tenis cuando juega ocasionalmente con sus hijos, que no terminan de ser muy conscientes de que su padre jugó y perdió en 2005 frente a Rafa Nadal.
Quizás el enfrentarse a otro rival le hubiera permitido avanzar más en aquella edición de Roland-Garros, sin embargo, su nombre no habría quedado grabado en la historia del tenis como el jugador que sufrió el vendaval Nadal por primera vez en las pistas de arcilla del Grand Slam que vio nacer la leyenda del tenista español.
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