US Open 2020: Un duro revés, una lección para el futuro

Pablo Carreño: Se ha quedado a las puertas, pero sus sensaciones en estas dos semanas en Nueva York no han hecho más que crecer. El tenis español debe congratularse de la recuperación de un gran activo para los torneos grandes. Con el regreso de Rafael Nadal y la solvencia de Roberto Bautista, la Armada tiene motivos para soñar en Roland-Garros a pesar de la remontada sufrida por el gijonés.

Alexander Zverev: Sigue sufriendo desconexiones alarmante en un jugador de su nivel, pero el paso adelante ha sido evidente en este último torneo. Por primera vez accede a la final de un Grand Slam y lo hace tras levantar dos sets en contra, algo meritorio tras lo que se adivina la mano de David Ferrer. En Roma y París el alicantino estará junto a él, un impulso extra para un tenista que debe dar el paso adelante para aspirar al número uno.

Tan cerca y tan lejos. A Pablo Carreño se le hicieron muy largos los cinco sets de las semifinales del US Open 2020 y a Alexander Zverev le dieron la vida cuando todos lo daban por despachado. En una montaña rusa de tenis emocional, el buen inicio del gijonés no se vio premiado con una final histórica. Su techo sigue estando en la penúltima ronda de un major. Esa barrera sí la pudo derribar por fin Zverev, no sin antes dejar nuevas muestras de su volatilidad, lo que le impide ser favorito el próximo domingo.

El ranking situaba a Zverev como favorito en la semifinal ante Carreño, pero lo que se vio sobre la Arthur Ashe en los dos primeros sets no reflejaba esa ventaja del alemán sobre el español. La convicción con la que jugó el gijonés responde a un tenista con hambre y ganas de enviar un mensaje al resto del circuito.

Carreño reforzó su resto desde que tuvo en el horizonte a Djokovic, sabiendo que desde esa defensa tenía que cimentar su camino en el torneo. En el US Open, Zverev mostró un servicio más efectivo de lo habitual, aunque siempre con su visible talón de Aquiles de las dobles faltas. Ahí mermó el español la confianza del teutón, con un rosario de breaks que sacaron mentalmente de la pista al número siete del mundo en dos sets que quedan para el recuerdo.

Zverev no podía salir de Nueva York con tan pobre imagen, y empezó a encontrar asideros a los que agarrarse para empezar a remontar. La inestabilidad de ambos tenistas con sus respectivos servicios fue su mejor aliada, y eso le permitió ganar confianza para igualar el partido apuntándose los dos siguientes sets con mayor autoridad. A Carreño se le empezaba a diluir la confianza en sí mismo, y los problemas de espalda que ya sufrió ante Shapovalov volvieron a aparecer.

Después de la visita del fisio, Zverev no estaba dispuesto a soltar la presa. Quería seguir disfrutando de la inercia positiva y consiguió una rotura a primera hora que terminó por convencerlo de que la machada estaba al alcance. Carreño, cada vez más cabizbajo, no parecía en disposición de protagonizar un quinto set tan eléctrico como el de cuartos de final. De nuevo, las semifinales de Nueva York se convirtieron en su tope, pero lo visto en estas dos semanas en la Gran Manzana hacen presagiar un resto de 2020 muy prometedor para el español, más cerca de recuperar ese nivel propio de un top 10 que anticipó a finales de 2019.

Roland-Garros está a la vuelta de la esquina y Carreño ha dado un paso adelante evidente en su tenis. Si se atiende a las boutades de Nick Kyrgios desde la otra punta del mundo -algo que Boris Becker desaconsejó en la retransmisión de Eurosport Alemania-, ahora llega la superficie en la que Carreño rinde mejor. La realidad es que el gijonés hace tiempo que se defiende bien en todas las superficies, y en París puede confirmar que estas semifinales en el US Open no son flor de un día, sino la base de un tenista maduro con ganas de reubicarse en la élite.