US Open 2019: Schwartzman, la nueva referencia argentina

Las lesiones de Juan Martín del Potro durante los últimos años han hecho que el jugador argentino con mejor ranking en la ATP haya ido variando durante los últimos años. Leonardo Mayer fue el encargado de liderar la legión albiceleste entre 2014 y 2016 antes de pasarle el testigo a Guido Pella y Federico Delbonis hasta que regresó Del Potro con un 2018 brillante en el que se metió en la final del US Open. Con el tandilense de nuevo fuera de combate preparando su enésimo retorno a las pistas en el Open de Estocolmo, le ha llegado el turno a Diego elPeque Schwartzman. Lejos de darse por satisfecho, el nuevo número uno argentino sigue manteniendo en el torno a Delpo, centrándose exclusivamente en su día a día en Nueva York. “Es un poco relativo. Más allá del ranking, Del Potro es el número uno de Argentina en cuanto a nombre y nivel. Todos lo sentimos así, aunque Pella o yo vengamos bien y podamos llegar a ese lugar. El que lleva la bandera no deja de ser Juan Martín”, asegura.

El bonaerense Schwartzman es hoy uno de los tenistas más respetados del circuito dada su solidez y su presencia permanente en los puestos nobles de la ATP, pero no siempre fue así. Rozando los 170 centímetros, no fueron pocos los que cuestionaron su futuro en el mundo del tenis profesional. Recientemente, en el programa de la televisión argentina Podemos Hablar, Schwartzman reveló que uno de sus mejores amigos a día de hoy en el circuito, Facundo Mena, lo trataba con desdén en sus primeros enfrentamientos: “Sí, vos me ganaste, pero andate a tomar un Danonino”, le llegó a decir tras sufrir una derrota contra él. El pasado domingo Mena se impuso en el Challenger de Como, Italia, mientras Schwartzman alcanzaba la segunda semana de competición en el US Open, en la que ahora se cita con Rafa Nadal en cuartos de final.

El balance del Peque contra Nadal es bastante negativo por el momento: 7-0 favorable al balear, aunque Nadal no se fía del argentino, uno de los mayores estudiosos del tenis actual, en la línea de David Ferrer, otro jugador de escasa estatura para la media actual en la ATP que se labró una carrera notable y el respeto unánime de todos. Schwartzman reconoció ante el micrófono de Eurosport que quiere seguir el legado que dejó Ferru tanto dentro como fuera de la pista, y eso pasa por no dar una bola por perdida en ningún momento, una táctica que volverá a poner en práctica en la Arthur Ashe neoyorquina.

A diferencia de otros muchos tenistas que se han cruzado con Nadal, Schwartzman sí ha sido capaz de ponerlo en aprietos, especialmente en la penúltima edición de Roland Garros, en la que le sacó un set antes de que el partido se tuviera que posponer por lluvia. El bonaerense reconoció que no hubiera podido ganarle aunque se hubiera seguido jugando en el mismo día, pero la incomodidad de Nadal en ese partido fue notoria. “Salvo este año en Indian Wells, donde no me sentí del todo cómodo, tuve chances y le pude ganar sets, eso te da la confianza. Me gustaría enfrentarlo más a tres que a cinco. Vengo de una semana y media de desgaste leve y llego muy bien”, dijo Schwartzman.

En la rueda de prensa posterior a su duelo contra Alexander Zverev, Schwartzman ya anticipaba la posibilidad de cruzarse con Nadal antes de que éste eliminara a Marin Cilic,y se apuntó los deberes a realizar en el hotel para afrontar el partido con garantías: “Tengo que estudiar mis partidos contra él. Tengo muy buenos partidos contra él, pero no he sido capaz de aprovechar esas oportunidades. Nunca sabes cuándo va a llegar otra oportunidad, quizá sea en el próximo partido. Necesito estar preparado”.

A punto de estrenar su primera semana como primer argentino en la ATP, las 417 semanas de referencia de Del Potro o las 456 que acumuló Guillermo Vilas se presumen como una cima imposible de alcanzar, pero Schwartzman aparcará esas estadísticas cuando cruce el umbral que da entrada a la Arthur Ashe y vea la placa que reza “la presión es un privilegio”. Ante Nadal volverá a tenerla toda, pero con todo un país pendiente de su nuevo líder tenístico, incluidos los escépticos reconvertidos que no se imaginaban que el Peque pudiera doblegar a tallos como Zverev como lo ha venido haciendo en los últimos años.