US Open 2015, Djokovic-Cilic: Cómo destruir a un campeón (6-0, 6-1 y 6-2)

Novak Djokovic. Estaba por ver la mejor versión del serbio en el US Open 2015 y ésta llegó justo a tiempo, mandando un claro mensaje en el momento de sellar su pase en la final. El número 1 de la ATP sacó todo su repertorio para atropellar a Marin Cilic, el vigente campeón que abandona Flushing Meadows dejando la peor imagen posible.

Marin Cilic. No contó nunca con el papel de favorito en la primera semifinal, pero su condición de vigente campeón no invitaba a pensar que su actuación fuese tan pobre. El croata, uno de los campeones más discretos del US Open en los últimos años, pasó de puntillas por la Arthur Ashe, sin ser capaz de contestar al arrollador juego propuesto por Nole y se convierte en uno de los peores defensores del título en la historia del torneo.

Llegó el 14-0. Novak Djokovic sigue aumentando las estadísticas a su favor cuando se enfrenta a Marin Cilic y de paso firmó su clasificación para la final del US Open 2015. El serbio había mostrado en su camino previo hasta esta ronda ciertas debilidades que podrían conceder alguna opción al croata, pero el Djokovic de las dudas se quedó en el hotel y sobre la pista apareció el verdadero número 1, el depredador de las pistas que puede ser Novak Djokovic en estado de inspiración.

La primera manga cayó del lado de Nole con , dato que terminó siendo decisivo en el devenir del partido. El croata se vino abajo y comenzó a ceder su saque de forma constante mientras los juegos se agolpaban en el haber de Djokovic. Hasta tal punto llegó la desigualdad que, esta vez sí, y apuntarse algún juego de forma esporádica. No fue más que el reconocimiento postrero a quien fue campeón y terminó siendo apalizado con inclemencia.

Novak Djokovic despertó, y lo hizo como sólo un titán sabe hacerlo. La autoridad con la que Roger Federer y Stan Wawrinka sellaron su pase a las semifinales dejaba al serbio en una posición incómoda, en la que no había demostrado el nivel que se espera en las rondas finales de un Grand Slam. Djokovic envía un mensaje rotundo a la afición y a sus rivales: está en Nueva York para ganar, sin importar lo ocurrido en el camino previo. Cilic lo comprobó en sus propias carnes, y el segundo finalista comparecerá con mucha mayor cautela tras semejante exhibición.