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¿Qué pasó con… Jimmy Jump?

Eurosport
PorEurosport

Actualizado 21/02/2014 a las 18:49 GMT

Fue la pesadilla de los vigilantes de seguridad de los campos de fútbol e incluso hizo de las suyas en los Goya o en el Festival de Eurovisión pero un buen día Jimmy Jump dejó de saltar. Los problemas económicos del sector en el que trabajaba y los elevados costes de sus aventuras por todo el mundo han acabado por derrotar a un personaje tan odiado como peculiar de la década pasada.

Jimmy Jump salta al Camp Nou

Fuente de la imagen: EFE

Como si de una especie de Dr. Jekyll y Mr. Hyde se tratase, había un momento en el que Jaume Marquet i Cot se convertía en Jimmy Jump. Bastaba con que se encontrase en un recinto abarrotado de gente y con repercusión mediática y con que los responsables de seguridad bajasen la guardia. Allí estaba él. En un visto y no visto pasaba de la grada al centro de todas las miradas y ataviado con su inseparable barretina, un complemento que, según sus propias palabras, le daba poderes.
En los primeros años de este siglo escribió su particular capítulo en la historia del deporte a base de boicotear partidos de fútbol. No había reto imposible para Jimmy Jump, un catalán que, según contaba Juan Diego Quesada en El País, había protagonizado episodios similares desde bien pequeño. Para sus padres era habitual oír el nombre del Jaume por las megafonías de lugares tan emblemáticos como El Vaticano, el Museo del Louvre o el Casino de Montecarlo en sus vacaciones en familia.
Los años no frenaron su afán por el protagonismo y, tras una infructuosa carrera como actor y una corta incursión en el mundo de la política, decidió que quería ser espontáneo –‘saltador’ como él prefiere denominarse-. Aficionado al Barcelona, su primer momento de gloria lo vivió en la final de la Eurocopa de 2004, cuando lanzó la camiseta azulgrana a un Luis Figo que había fichado por el Real Madrid tres años antes.
Otros futbolistas como Eto’o, Kun Agüero o Cristiano Ronaldo también han tenido que lidiar con sus intentos por ponerles la barretina. Lejos del fútbol, cruzó de manera temeraria la parrilla de salida minutos antes de un Gran Premio de Montmeló de F1 en 2004 y saltó con una bandera del Barcelona a abrazar a Roger Federer durante la final de Roland Garros en 2009.
Famosa fue también su aparición durante el Festival de Eurovisión de 2010. Jimmy Jump saltó al escenario durante la actuación del español Daniel Diges, acabando con sus expectativas de triunfo. En los Premios Goya de 2011 también saltó al escenario antes de entregar el galardón a mejor actor.
Su última gran aparición se produjo antes de comenzar la final del Mundial de Sudáfrica. Jimmy Jump saltó para vestir con su barretina al deseado título justo cuando los futbolistas de España y Holanda saltaban al terreno de juego pero la seguridad del estadio detuvo su objetivo.
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Jimmy Jump intenta tocar la Copa del Mundo (Foto: EFE)

Fuente de la imagen: EFE

Un hobby demasiado caro
La crisis económica afectó también a Jimmy Jump. Viajar por todo el mundo para llamar la atención era caro y su trabajo de agente inmobiliario veía cómo la explosión de la burbuja en España complicaba su futuro. Para colmo, acumulaba varias multas de sus espontáneas intervenciones si bien como comentaba su padre “no las paga, no tiene un duro”. Afrontaba los juicios declarándose insolvente y su principal fuente de financiación eran las donaciones que recibía en su página web y el merchandising que allí vendía con su imagen.
Jimmy emigró lejos de España buscando mejor suerte y su última pista la encontramos en un diario argentino, 24Con, que afirma que vive en Alemania , trabajando como lavaplatos y alojándose en casa de aficionados del St. Pauli un equipo tan peculiar como su propio personaje y cuyos partidos también había interrumpido. Así confesaba en este medio el ‘saltador’ el final de su aventura: “Ya no hay dinero para viajar y saltar. Se acabó todo. Invertí todo en este sueño y me lo gasté. Mis fuerzas a cambio de nada, pero así es la vida”.
Su última ocurrencia
Después de este particular retiro, parece que Jimmy Jump aún sueña con volver a ser el que fue. Sancionado hasta 2016 sin poder entrar en estadios de España y Alemania, bajo riesgo de cinco años de prisión si reincide, una sentencia le ha obligado a pagar la mitad de su salario para pagar sus deudas. Sin embargo, sus ganas de saltar son tales que ha lanzado una campaña para recaudar fondos y volar a Brasil para estar en el Mundial del próximo verano.
Su filosofía, elemento clave para intentar entender por qué Jimmy Jump es como es, está reflejada en su página web adaptando los versos de la Canción del Pirata de José de Espronceda.
“Que es mi ‘salto’ mi tesoro,
Que es la fama mi libertad,
Mi ley la fuerza y el viento,
¡mi única patria Jimmy Jump!”
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